Hoy me cobijare a la entrada ferviente de tu pecho
Consignare como propiedad privada el atardecer de tus piernas
y la simbólica escritura del cancionero que nos toca.
Por que de tanto giro y multitud de palabras, ya no abran
atardeceres imaginando un plateado
agitar de hojas y bolsas convirtiéndose en pájaros.
Ya no abra un destiempo ambiguo en el cual ni tu ni yo, mostraremos papeles para
entrar en esta patria de soledades ya tan lejana
Y del adverbio de tiempo insistente de tus labios, construiremos el primer brote de nube
de la casa que albergue tus gemidos y rojos labios al alba.
Me introduciré altivo sin pedir ya permiso para buscar la flor de tus rodillas
alzando mi bandera de patria sin nombre, dándote la verde lagrima que todo lo contiene.
Me movere refugiado, cicatrizando el plural objeto que tu ya conoces, pariendo en tus manos este
corazón con la etiqueta de tu nombre, lanzando el hambre y los víveres revueltos en tu bolsa de panales
Lanzando el kilometraje de tus largas y des-frecuentes caminatas
en la nube celeste de ese cielo del
cual tanto me hablas.
No se de laberintos, no se de cuchillos y silencios, no se medialunas y tibios cafés a medio servir.
No se de agitadas telas y del placard que entre risas imaginas en nuestras paredes.
No se consuelos ni de mi censurada mano entre tus piernas.-
Hoy me cobijare a la entrada ferviente de tu pecho
Bebiendo el aire de tu metro cuadrado.
Somos nuestros
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