martes, 17 de octubre de 2023

La Portadora de temperas del pasado

 ¿Se lastima una fruta y se violenta el margen que divide lo abstracto y disoluto que significa ser fruto y flor frente al mundo?

Si la respuesta tiende a un resonar cubico, marchito de quejas, polvo sobre la balanza. Y mi aferrada esperanza se pierde en este dolor en retraso. A medias de escalera, de nombres y sugerencias. la merienda inoperante de muros intransitables y este invisible diccionario que no me da la semántica para esta agua tan profunda.

Me abruma pensar en que el barro que parte después del aguacero y transita entre amarillas hojas y plazas posibles, no recordara el paseo vago, triste y en un subarriendo al aleteo húmedo de este jarrón de avispas

¿Fuimos solo un aliento de seguir el difícil y estrecho caminarse sin el espejo en la uña derecha? ¿Sirve aun, buscar el rito que haga la cuadratura de todas las esquinas como se busca un imprevisto ciego o tratar de escarbar en la piedra angular de este insensato pecho viejo y crujiente de recuerdos?

Solo a lo lejos y haciendo un maldito esfuerzo, logro divisar al pájaro dormido  que se imagino siendo pájaro  en otro árbol, en otro verbo.

Y en esto fluye el ahora. En un tonto miedo  de advertencias y  deudas y desdichas y pocos talentos y por fa, trae la boleta con todas las garantías y el mapa que se completa en  la lectura de estos blancos pasos con sus frustraciones al azar. 

Ya no llega a mi el  eco lejano de los que algunos hablan. Tan lejos me siento que ni con tu salto imaginario logro el puente a los recuerdo de mejores tiempos y campos de pasto. 

No, para cuando te acuerdes. Ya no quedara leña para este ultimo mate y guaridas de piedra para este sol de carreteras.

Guárdame la vida en una bolsa y recuerda conmigo ese Binomio no resuelto. Trae hasta mi  el anillo que vendiste en un remate, atorada en pasillo de oro barato, donde la música se graba y exhala a borde lanas, fierros y amigos de otros tiempos en esta ciudad de cientos de gaviotas, cuerpos y dolores.

Ya no hay fuerzas, soy la presa extenuada del miedo y el máximo demonio de la infancia se hace presente.

Me dicen  con banderas de animo que me deje llevar por la marea. Pero yo no se flotar.

Y me autoconvenzo que mi voz no te alcanza.


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