Me sobran las entrañas, me sobran los pasos
la perplejidad es la obvia perdida a la que inscribo
mis manos, mis torrentes y mis ínfimas monedas calcinadas al olvido.
Te veo, pero no te dibujo una mirada ni un gesto o un aleteo de cantos y
letras que en nada quedan.
Solo te veo...
como el polvo ve al ave que sobrevuela
madrugadora en la superficie de este desierto perpetuo y lleno de eclipses.
Y si es que abandone al giro e inesperadamente este suelo.
Bríndame al pecho clausurado, mientras vigilantes esperamos este
plato de tinieblas que nunca se acaba.
Perforando este miedo, tonto y perplejo a desencontrarnos,
mientras hacemos la fila del pan.-
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