lunes, 19 de diciembre de 2022

Helianthus

 

¿Se arriendan venas al ocaso? ¿Se encomiendan las alas al deseo nonato de forjarse en la mirada obsoleta de lo que se mira de lejos, pero que solo es diversión de panales?

Búsqueda en lugar estrecho, donde el camino se invierte y se vuelve agua, configurando el acido que todo lo embarga. Introducciones varias para llegar a tu pecho próximo a la derrota que todo lo promete, a la derrota que todo lo jura.

Reconocer el habito de mirarse en frente de vegetales y púbicos mensajes que cobija el viento sur. Rosa de cardinalidades, plebiscito en ganas corrientes, interpelación al amigo que olvido el giro solar de a poco, de a poco, de opaco. Ahí esta mi pecho. Vieja inversión, que ahora te parece adversa. Ahí esta mi pecho, buscando el cobijar de ese recio cabello que todo lo transforma con sus sutiles colores. Ahí esta mi pecho, dispuesto al sacrifico, dispuesto al pergamino que me diga la verdad. Niño enamoradizo. Envenenado de rincones y pocas caricias maternales.

niño enamoradizo de las circunstancias, de la foto corrida, el beso cuneteado y la bruja que dibuja entre plásticos que simulan lentes. ¿Cómo amarte sin sacrificar la sangre? ¿Cómo amarte sin pensar que por cada uña te robo la posibilidad? Busca lo que es tuyo. que nada detenga lo que es para ti. Porque si de eso dependen los campos de helianthus que abnegadas miran al que todo lo puede e ilumina las veredas t nos da testimonio de su inconmensurabilidad. 

Perdona los errores, tu me conoces, que más te puedo decir. Perdona los errores, tu me conoces, soy cobarde por tontera  de ensayo y error. Perdona los errores... ¿Seguimos?

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