La irrelevante sensación de sentirse frente a una oscuridad de sin sentidos. El recuerdo, de la posible visión del poeta de piedras frente al demonio cósmico que bloqueaba el recuerdo del futuro.
¿Cómo fotografía de viejo azul con guitarra sobre un puente, recordando, desde la no vivencia-vivencia que resuena en la imagen a medias vista en un parque de estatuas por el dolor que ocupa en la mente-memoria de la niña - flor?
La imaginada imagen de si misma, abrazada a una marioneta de papel, errante-errando, entre una chasquilla de papel lustre, tiza y lápices grafito con la pintura poema de lo no consumado. Sentado entre piedras, azucarando la boca entre tertulianos y ex -alcohólicos.
Se acomodo los recuerdos y el bloqueo de las intenciones por allá, las lejanas y oscuras venusianas errantes difuntas danzantes.
Y el yo en intento desapegado, por mientras, la sonrisa y el que se imagina paseando los gatos con algo de hambre de curiosas alpargatas entre fiebres, y la consulta al espíritu, del hijo del comerciante que se parece a Nietzsche. Vende paltas y bolsas de plástico que bailan y fluyen entre los edificios.
¿Si el castigo y la acción se encuentran mas allá del bien y el mal, pero conocemos que en el horizonte pegadizo de esa brote que imagina flores que siguen el brillo del sol y el perdón, la rabia y el consuelo, se esconden o disfrazan mientras confundidas las mariposas vuelven a morir y aparecer en el ocaso de octubre o septiembre o noviembre o diciembre.?
- No lo se - me dice, pero en diciembre las paltas suben.
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