Volviste a visitar los viejos lugares. Volviste a mirar la ventana que profetizaste cerrar.
Volviste para dejar tu intenso aroma a cloro, lavazas y estridentes poemas no escritos. Volviste evitando parir letras nuevamente o conjeturo que sigues recordando otros inviernos de poca luz en transito y pavimento de nuevas hojas.
Volviste por que en ti inciden todos los símbolos y muñecos de madera abandonados en plazas. Volviste por que en ti no existen las sincronías mal llamadas casualidades.
Volviste por que en ti residen todos los escritos y versos mudos. Volviste por que sea como sea cargas con largos diálogos y celulosas. Son tu herencia, no necesitas actualizar por que estoy seguro de que estas tremendamente vigente.
Volviste por que siempre fuiste mujer que yo no supe entender, no comprendí los verdes gestos e innominables atardeceres celestes. Solo fui espectador torpe, que a pesar de que se cumplieron todas tus predicciones sigue llevándote.
Volviste y te debo contar que nunca pronuncie tu nombre como pediste, solo lo traduje a idiomas desconocidos que se escriben con tinta invisible. Busque incansablemente los cabellos que arrojaste al mar y me abandone en una cita inconclusa cebando mate y comiendo frutos secos en ese parque que ambos sabemos.
Volviste sin costras en tus rodillas, ni lunares ni cabellos lila. ¿Tu risa aun mantendrá su escandalo que genera mariposas y resucita a los difuntos errantes?
Volviste y tu estética ceniza me incita a vomitar corazones...
¿Volviste?
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