En este viaje de viento me albergare escueto en el techo de nuestro bonsái milenario. Mientras polillas gigantes juguetean en pelo de tus hojas. Destapo esta caja de vino, que ya nos emborracho, ya hace algunos años cuando los anillos de tu mano descansaban como piedras a cientos de metros de la superficie.
Puede que con algo de pena en las vísceras observe tú ultimo plagio a las estrellas y vomite el tatuaje azul que condecoras a la luna en los días que nos toca un ayuno profundo, mateando la sal y sangre coagulada a las luciérnagas y en este brío frio de crepúsculos obscenos, derramare el condón vegetal de tu entrepierna consagrada.
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