lunes, 14 de noviembre de 2022

Viaje al exilio de tu beso

Flor de candelabros, envueltos al margen. 

Emoción y terror vomitivo al lápiz azul que portas para esculpir pájaros en sombra. Sombras mentirosas para los ojos del cielo con olor a costillas y agua coagulada.

Te busco y desencuentro en esta patria de ficciones a la cual tuve que viajar exiliado de tu beso trabajando el auxilio invisible de la vitrina de la ultima playa. Mirando a veces y de reojo, la tela negra con la cual cubriste tu desnudez enlutada. Desnudez que me duele, por nostalgia de llantos y ojeras en tu nombre. Que me sigue doliendo después de tantas pirámides y lluvia. 

aquí, en esta tierra plagada de zonas mudas, no puedo arrendar mis vivencias a las letras, ni tampoco puedo inscribirme en un curso de olvido concertado. 

Te llevo marcada a fuego, como estandarte y corona fúnebre. Como una llaga que no cierra, ni arroja pétalos de costra por más arena que le tiro. Esa llaga que se abre con tu aliento, con tu roció, con tu presencia paralela en el sobresuelo en que habitas.

No. Para cuando te acuerdes. Ya no quedara leña para nuestro ultimo mate. No. Para cuando te acuerdes. Ya no quedara carne en este pecho para nuestro ultimo mestizaje. No. Para cuando te acuerdes. Ya no quedare yo, solo lo que fui o lo que se rescate entre dibujos y pliegues en las cortinas. No. Para cuando te acuerdes. Ya no quedare yo para tus canciones a las ramas. Ya no quedare yo, en sones de metralleta y pedagogía sin alma. Ya no quedare yo marchitado, apagado crujiente. Seco de tan poca agua.

Ya no quedare yo. para cuando te acuerdes, que al elegir quedarte sola, fueron dos los exiliados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario