Son como carruseles, trencitos pequeños.
Son como el sueño de dos ancianos pintores tratando de recordar sus dibujos de niños.
Son como las de semilla. Recordando sus primeros brotes, sus alzadas manos leyendo viento.
Son la primera película stop motion o de Lynch. Son la visión de la multiplicidad de la Luz.
Son el niño que habitó el carrusel... soñando con ver a la rosa absoluta.
Son las blancas sangres. Saben que pueden que suenen a canto que lleve la paz. Comiendo pasos, electrizando veredas. Saben como es el andar. Y te cubro de sales y cabizbajo relleno el cielo que me robas. Estrújame los labios y viérteme en fotos, desde los hombros, las uñas, la palmas.
Compilemos los juguetes que brotan del agua. Semillero abstracto de tendencias ciegas al polvo y la tiza que se acumula de sueño.
Es hablar en plural que duele en las pieles, hablar en plurales lo que sonríe al holocausto de dientes. La sirven de alfombra al mediodía.
Ella va a morir de paz, ella va a morir de paz
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